Paquita Cuchillos Returns.

En el último episodio, Paquita yacía bajo un cargamento de latas de tomate caducadas tras chocar con el torito de Lucio Caminante del Cielo, en plena carrera por la oferta y la ocasión.

Lalore, que en ese preciso momento tocaba con las palmas el Adagio de Albinoni con su pandi, tuvo una terrible visión, y es que nuestra choni por excelencia posee una intuición divina, y mientras que escupía una cascara de pipa dijo:

-Hostia tía, a mi abu le ha pasado algo...

-¿Qué dices tía?

-Jopetas Jenny, que a mi yaya le ha dado un patatús mínimo...mese ha venido la imagen al celebro.

-Vale tía, otro día ensayamos a Camela...y ahora vayamos a socorrerla.

-Nena a mí no me engañas, tú últimamente lees, que te gastas unos palabros...

Mientras, en el súper, una Paquita diferente volvía a la consciencia gracias a que unas gotas de jugo de tomate caducado habían mojado sus secos e inertes labios...

-Este tomate está agrio!!!- dijo mientras desfallecía de nuevo. 

En la otra parte del hiper,  su carrito que estaba prendido del candado, en las taquillas de la entrada, iba iluminándose y cogiendo una fuerza sin igual. Mientras se desprendía de las cadenas que lo ataban, la luz cegadora de su haz envolvía a cajeras y usuarios en una tontuna difícil de tolerar. A su paso y en su camino hacia la sección de ultramarinos iba regando de tontería todo ser viviente o no,  de estantes y vitrinas.

Caía la noche cuando Lalore y Lajenny se acercaban a donde la clarividencia les guiaba...

-¿Estamos cerca Lore?

-Hostias-hostias Jenny, mira la Luna!!!!

Una potente luz enfocaba hacia la Luna llena de la noche y proyectaba en el satélite la sombra de una perfecta permanente...

-Por las cocretas de mi agüela Lore, no me gusta nada esto, ¿me entiendes?

-Yatedigo pandehigo...

En la puerta del súper un impactado Lucio Caminante del Cielo embriagado por atontamiento severo, intenta seguir a esa anciana que antes de casi ser aplastada por centenares de botes le dijo que era su yaya...

-Yaya...siempre me dijeron que emigraste a Venezuela, y sin embargo estabas tan cerca...- dijo susurrando mientras una lágrima cojonera recorría su rostro lampiño.

En la lejanía, montada sobre un carrito de compra blindado, como si de un segway se tratara,  marcha Paquita, la acidez del tomate además de darle ardor le ha dotado de un nuevo poder...el de estar en el momento  y el lugar exacto donde se lleva a cabo la fechoría del quinqui, la corrupción del político y el recorte del gobernante...

Ha nacido una nueva heroína en pos de la justicia y en contra de la recesión...especuladores bursátiles tiemblen si ven sobre sus cabezas la sombra de la permanente justiciera de Paquita, tiemblen....

ES POSIBLE QUE CONTINÚE....