Amigos embabiados,
Aunque parezcan varitas del Capitán Pescanova, es un platico de leche frita, y me he dicho cuando lo he visto, sí, esto es lo que ahora me metería entre pecho y espalda. Atención a los que estéis haciendo dieta, esto es una bomba de grasas que va directo al michelín, para estos casos recuerdo siempre una frase: un segundo en tu boca y TODA la vida en tus caderas...(y qué más da, ese segundo merece mil años de pena)
Hablando de penas, a mi marido no le gusta ir al Ikea. La tercera vez que fui, que por supuesto, era con mis hermanas (a las que saludo desde aquí, porque son fieles seguidoras de mi blog), descubrí que Ikea no sólo era un gran pasillo que llega hasta las cajeras de manera rapidica y sin interrupción, no, hay vida en sus alrededores (entiéndase vida por muebles inertes y demás complementos).
Claro, no me gustaba ir, porque no disfrutaba, pero aquel día, aquel maravilloso día, me hicieron abrir los ojos a una realidad que se me había ocultado y, es más, ese día descubrí, cuántas cosas básicas faltaban en mi casa.
¿Por ejemplo?, ¿cómo he podido yo vivir, sin tener velas con aroma a vainilla, que luego cuando se gastan puedes usarlo de vaso? ¿de qué manera comíamos en casa sin tener unos bajo-platos de rafia? ¿cómo narices cerraba las bolsas de fideos, arroz, patatas, sin esas pinzas pequeñas tan bonicas? ¿cómo cortaba antes la pizza? ¿y esos nórdicos tan baratos...pero cómo he podido dormir con ese nórdico tan caro a conjunto con toda tu habitación y cortinas, si por 16.99€ puedo dormir con uno la mar de "apañao"?...
Podría seguir, porque, enloquecí...¡¡¡¡¡mi casa, hasta aquel momento, había sido el reino de la anarquía!!!!! después de ese día, llegó la república, roja-amarilla-y-"morá".
Cuando llegué a casa, satisfecha, feliz, cargada con multitud de bolsas, hasta con adornos de Navidad en pleno agosto (jo, pero eran tan bonitos, y luego cuando los buscas no los encuentras...), mi marido me miró de soslayo, con esa mirada que sólo ellos saben hacer para decirte, Te has pasado guapa, y se dan media vuelta sin articular palabra (que este gesto nos lo han copiado a nosotras, más que nada porque te llega el mensaje...) y no se interesan para nada por lo que llevas, ni por tu alegría comercial, ni por tu vida en general durante cuatro o cinco horas...
Después de la tensión, lo convences para que vaya, el solico, y te compre esa estantería Lack, tan funcional, tan preciosa y tan...pesada de meter en el coche. Esa pared de tu casa, está verdaderamente desnuda sin una Lack, ponga una Lack en su vida.
Le indicas el sitio exacto donde la puede recoger, cargar y pagar, y le explicas LO BIEN que lo va a pasar montándola en casa, con lo manitas que es él, y lo que le gusta el bricolaje, y lo guapo que está hoy, narices!!!, qué-guapo-narices-ay-que-te-que-te.... Lo tienes en el bote y va.
Cuando llega con tu Lack a casa, se pone manos a la obra. De repente, deja de ser José Miguel, y se convierte en Kristian Pielhoff (el presentador de Bricomanía), se pone un peto vaquero, le crece el pelo y se hace coleta, coge su caja de herramientas, y me dice con acento vasco, Pongámonos a la faena, pues...
Despues de seis horas, (en el minuto uno ya había matado a Kristian y había resucitado a José Miguel), de insufrible infierno, de lamentos tales como Aquí me faltan tornillos, se han equivocado y me faltan tres... (pues no son listos los suecos, pienso yo, que se van a equivocar sólo en tu pedido),y literalmente hacer un agujero en el parquet con el taladro, porque se empeñó en que el tornillo ELECTRÖN (gordo) entraba en el hueco preparado para el tornillo JUÄNSSON(muy fino), después de atornillar un estante al suelo y de darle tres veces la vuelta a las lejas, que al final resultaron ser los laterales de MI estantería, quedó montada...y yo que he sufrido el montaje como la que más, de repente, y sin buscar ese sentimiento, aborrezco con todas mis ganas ese maldita estantería Lack, y pienso, si no hubiera sido mejor comprar la Billy, o esa fabulosa Expedit...o mejor, no haber puesto nada, que en esa pared vacía siempre quise poner un espejo de pared.
Que mejor me callo, que no está el horno para suecos...
Hablamos en Babia.
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