26 de mayo de 2014

Cuando yo sea mayor...


Ay niña, qué mala es la edad...creo que me estoy haciendo mayor...y tengo pruebas para demostrarlo.

¿Como cuál? Te preguntarás sin poder quitar los ojos de esta entrada. Es que tengo síntomas malos, como ver este anuncio de hace 7 años, y seguir emocionándome...ains, pobre de mí.



Si fuera lo suficientemente joven como para no temerme mayor...hace más de seis años y medio que lo habría olvidado, pero no, con cierta edad sobre mis hombros y como en Gran Hermano, los recuerdos, se magnifican.

Podría seguir dando ejemplos, como que empiezas a descolgarte, de lugares absurdos, molleja aquí, molleja allá, pero la lozanía que sujetaba mis carnes empieza a hacer aguadillas. Bajo tu barbilla ya no luces papada, luces cuello de pavo...y con el tiempo...y el viento, se moverá cual veleta. A tu paso, o a tu papada, la gente sabrá si sopla tramontana o levante...y esto, creo, no hay abdominal que lo reafirme...¿Algún inventor en la entrada? ¿Nadie se atreve con el Papad Rocket - Papad Trainer...o algo así?

Desde que comenzó el año lo he calculado de mil formas... con resta, con división y con reglas de tres...mira que si me he equivocado?? mira que si todavía no??

Pues sí, oh año de las narices...salir de casa todas las mañanas y empeñarme en que mi cabello, sí, aquella melena que antaño gustaba lucir lisa y con brillo relamido, ahora luzca con volumen cogotero-parietal...llámalo cardado si quieres, o dejado secar al aire huracanado que entra por la ventanilla del coche...pero sin caída y vigor. 


Y esto, queridas mías...que me guste el pelo con volumen (aunque sea de forma natural), fruto de la rebeldía innata que me viene de serie, me asusta, porque sé que donde yo veo frondosidad y locuacidad capilar...


...hay veteranía con el cepillo de rulo, el peine, y la laca Nelly, que pega mejor.

Lo sé...que me gusta observar cuando voy por la calle, tengo esa mala costumbre, del gusto por el volumen parietal, vendrá el climax por el volumen en temporal y frontal, así, por fases, o de golpe... Esto me llevará al pánico por ver mi cardado pasado por agua...y de ahí a lucir bolsa en la cabeza en día de lluvia tonta, queda ná...que hasta lo estoy empezando a entender!!!!!.

Engancharse las asas de la bolsa a los puentes de las muelas y tener las manos libres por si te caes. Ideaza.

....Y lo que es peor, hasta me lo planteo... ¿Es o no es razón para estar atemorizada? ¿Patidifusa? ¿Acobardada? ¿Turulata? Y por qué no, ¿Venida a menos?...


Y es que este año, en breve, en unos meses, allá cuando pase el verano y se lleve consigo los calores del estío...qué metáfora madre, qué metáfora!!!!...vendrán los fríos vientos anunciando el otoño...y mis 40. Ay.



24 de febrero de 2014

Carnaval.



Llega la fecha señoras, el día, la ocasión, el momento en el que toda madre que se precie, imaginativa, entregada, colorista, aplicada, hacendosa y DIY a partes iguales, debe lucirse.

Hasta ahora nos dejábamos ver a través de los trabajos manuales de los niños, esos que decimos que han hecho ellos, aunque la puntilla del dibujo esté hecha del crochet más fino jamás tejido...

Y, ay, señoras, pobre de las que en vez de manos tengamos pezuñas, porque por mucha voluntad que le pongas, de tus manos saldrán boñigas, con lazos o con puntillas del todo a cien...pero boñigas.

Este año, en el cole de mis hijas han tenido la feliz, ocurrente y económica idea de hacer el disfraz de Mr. Potato...y a dos Potatos en mi haber, esta humilde servidora que les escribe, buscando un lugar donde esconderme de las grandiosas creaciones que me llegan vía whatsapp de uno de los grupos del cole, he hallado cobijo en estas sinceras líneas. Porque yo ahora mismo no tengo dos señoras potatos en proceso...tengo todo un patatal en plena mesa de faena.

Veréis...la patata, porque hasta ahora no le veo más forma, y creo que por ahí vamos bien, está hecha de bolsa de basura color boñiga marrón. A la bolsa hay que darle forma, y aquí vino mi martirio dominical...según las madres de los compañeros de mis hijas, a la susodicha hay que hacerle un dobladillo...si eres manitas meterle una goma que recoja en las rodillas y dé un efecto globo...o patata que explota...y para las más atrevidas, y aquí es donde he alucinado en colores, hay que hacerle una presilla. A una bolsa de basura. Me río yo de la destreza de las mejores agujas del panorama de la moda...si una madre es capaz de hacer ¡¡Unas presillas!! a una bolsa, aunque sea cosidas a grapazos, tiene el más sincero de mis respetos.

Después de echar unas lágrimas de risa y de impotencia infinita, me he puesto manos a la obra, y me he decantado por la primera opción...goma en los bajos con maravilloso fruncido, pegado con la mejor de las cintas americanas que he encontrado en la mustia caja de herramientas de mi marido. Mustia porque solo la uso yo. Y sólo en caso de emergencia. Y este es un claro ejemplo.

Después hemos tenido que lidiar con los pegamentos. ¿Por qué ya no pegan los pegamentos? ¿Por qué tengo que recurrir a la cola de contacto? ¿Es necesario volver a sellar mis dedos pulgar e índice...y el anular....y el pulgar de la otra mano...y los deentesss, connngggoo?

Aguas hirviendo y despelleje mediante en mi pensamiento, y dejándome llevar por una  corriente creativa (que no ha sido la mía, por supuesto) he decidido pegar ojos, nariz, orejas y boca con velcro adhesivo...porque esa fue la instrucción para hacer una de las patatas de mi patatal, la otra la dejaban a libre albedrío. Y en cuestiones de manualidades yo no tengo ni criterio, ni sentío.

Una vez que entras en faena, el fixo es tu aliado, y rematas en todos los cortes, muchos, con un trocito haciendo de sello "indesgarrable" (toma RAE en toda la boca) la sisa, el cuello, y allá donde se haya ido la tijera de más y los jirones de las pruebas.

Y mientras cosía a fixazos limpio me imaginé siendo la envidia de las menos previsoras. Y me crecí. Me vine arriba. Ándele, ándele. Porque mis hijas irán de Señoras Boñigas...pero el disfraz no se le caerá en mitad del desfile...O lo que es lo mismo, quien no se consuela es porque no quiere.






7 de febrero de 2014

SIETE


Se ruega leer escuchando la sintonía dejada al pie de la entrada. Así fue escrito. Este mensaje parece bíblico. Voy a parar o esta leyenda va a ser  más larga que el post de hoy. Llevaba tanto tiempo...Que escribo hasta en los kleenex, entre moco, lagrimilla y sudores.


Cuando celebras el séptimo cumpleaños de tus hijas, se supone, que debes estar curtida en las lides de las celebraciones. Yo cada año lo llevo peor.

Será la vertiginosa edad a la que me enfrento este año, serán mis nervios pre-celebración, será una crisis hormonal, una gripe mal curá, un floreciente humor huraño, la crisis o Rajoy (puestos a culpar)...pero últimamente me gasto unas energías, que como la ley del Karma sea efectiva, es posible que implosione para siempre jamás.

Ser la madre de las cumpleañeras requiere una dosis de relaciones públicas de las que carezco, que me agota. Ser la madre de las niñas festejadas es ser la que lidia con tres grupos de madres, la que está está en tres conversaciones distintas y en ninguna, la que discute con la monitora, pone quejas al gerente y se caga en la crisis, en los locales mal preparados, en las mesas fijas del "burguer del payaso", en las bandejas voladoras y a que me plantaran seis niños por mini mesa.

El Karma, sí, ese que no me pasa una negativa, se empeña, que en el invierno más tropical jamás disfrutado, aquí, en los Levantes de Dios, haga soplar un viento huracanado que traiga nubes negras de más allá de los Andes con ganas de soltar aguaceros y ventiscas cortantes, y aguar, como sólo un temporal sabe hacer, los columpios del exterior, que tan mal elegí como entretenimiento postmerendola.

La tarde de autos, cuando llegó la hora de recoger a las niñas del cole, hartica de rezar padresnuestros para que cesara el temporal y luciera un sol radiante, me lancé a la calle. Asiéndome con piquetas al suelo en cada uno de mis pasos por peligro a volarme y aparecer en Tánger de un sólo bufido y abofeteada por las gotas que azotaban mi conciencia, llegué, viento en contra en toda testa,  a la mismica puerta del colegio justo cuando el ujier hacia sonar, como sólo él sabe hacerlo, la desquiciante sirena del colegio.

Camino al "burguer del payaso", mis plegarias surtieron efecto, y atrás dejaba la borrasca, enfrascada en aguar mi barrio, y como Caroline, me dirigí a la luz...que se abría paso, arco iris mediante, entre las nubes.

Tras comprobar que el gerente del recinto era un experto en tetrix, por la capacidad de encajar 50 niños en plena explosión de júbilo y festejo y sus correspondientes madres en un aforo limitado a poder respirar pidiendo permiso para suspiros y expectoraciones varias, decidí relajarme, codazo mediante, y dejarme llevar por la fiesta de mis hijas, que ajenas a todo, disfrutaban de lo lindo trepando por las rejillas separadoras de espacios.

No me cabe duda que tras la algarabía sufrida, los gelocatiles rularan a mi salud por más de un hogar de mis invitadas. Un año más, no he acertado con el lugar donde festejar el cumpleaños o simplemente fueron una serie de desdichadas circunstancias.


(Lo sé, qué tiene que ver Sor Citröen y un cumpleaños. Nada. Simplemente que a los días rarunos le pongo sintonías pegadizas)

2 de diciembre de 2013

Hasta luego Gremlin.




El día que se murió Chanquete, aquel día, supe lo que era nadar en un charco de lágrimas, supe lo que ahogaba el dolor reprimido, lo que era un amigo tras la pantalla, lo triste que me ponía aquella sevillana y lo que era peor... de cómo se cargaba la magia el príncipe de cabellos dorados con aquellos sollozos...no te digo ná cuando lo volví a ver en El Comisario.

El viernes pasado, mientras releía mis entradas como buena egocéntrica, el mejor de los chivatos jamás inventado, mi blogroll, me avisaba subiendo a la cima de las recientes actualizaciones la que sería, pausa de dolor, la última entrada de la Gremlin, sí, la de la tecla fina y afilada que no dejaba títere sobre cabeza, trol sobre moco o Estivill sobre el espanto de una buena madre.

La desazón que me embargaba, conforme avanzaba mi aturdida vista hacia el final de aquel inesperado post, me dejaba tan helada como el primer comentario que me llegó de ella:

 "Almax rima con Antrax!! Lo del Antrax te da para un ataque químico espacial en la próxima entrega. Por lo menos." 


Así cualquiera ¡¡¡si era boticaria!!! 


Atrás queda una época, cuyo actual ambiente ya notábamos enrarecido las viejas del lugar, dejando el pabellón bien alto...nunca más un 15J tendrá un HT más laureado; repleto de sábados de ruta por la capi; distinguiendo a las trendy de las trendynopuedo;  de distinguir espécimenes del parque según estampado elegido en la capota del carrito del niño...incluso el de toule de jouy; y de ilustrar (de hacer ilustre) un Gremlin mejor que Joe Dante en sus dos pelis.

Aquí quedamos (con ese vacío que deja el bloguero que se va) las nuevas, las viejas, las que resisten, las que aburren, las que simplemente escriben, las raras, las normales, las frikis, las que entretienen, las que educan, las que se van y vuelven....esperando que alguna anécdota, alguna historia haga, al Gremlin que ya come, volver.


Y si ella se va con una jota...yo la despido con una sevillana (y que conste que elijo el videoclip de Chanquete porque estoy pesarosa...en otra ocasión pongo el que me ha hecho reír hasta el punto Conchita Velasco).

Va por usted, G R A N D E!!




27 de noviembre de 2013

La madre creativa.


Cuando un profesor manda a casa un trabajo manual sabe, LO-SA-BE, que está despertando en las madres un volcán aparentemente en letargo, llamémosle Vesubio, peligroso y devastador con sus ardientes lenguas de creatividad.

Sí, algo enfermizo queda en muchas madres que ven en esas manualidades, una forma de expresar vía infante, cartulina y glitter las lavas de su buen hacer, evitando así que le haga úlcera.

A la historia me remito, ya que mi madre también expresó sus fueros geniales a través de la marquetería o de los cuadros de arroz pintado, que esto viene de lejos...pero hoy en día hay una peligrosa arma que hace que una madre no solo haga brotar su graciosa creatividad, sino que utilice la mayor herramienta mostradora de ingenio más competitivo y rápido jamás usado...el grupo de whatsapp del cole.

Sí, ahora una madre que se siente hacendosa, genial y brillante, no solo le hace el trabajillo al niño...además, con alevosía y mala sombra para las otras congéneres con menos inventiva, lo hacer posar con el trabajo en la mano y lo manda al guasap grupal. Ese en el que además de colgar fotos guarras, chistes malos, y lluvias de emoticonos, demuestran tener  un control total sobre todos y cada uno de los cumpleaños de las madres, además del santoral de varias religiones incluida la católica y felicitar a quien corresponda, intentado SIEMPRE, como gran madre competidora que es, ser siempre la primera y la más original.

Esa madre, cuando se acuesta después de haber hecho el trabajo al niño, de equivocarse adrede para darle un toque infantil al elemento, de hacer colaborar al niño poniéndolo a contar lentejuelas y elegir el color del fieltro, pese a que luego ELLA, su buen hacer y su impecable combinación cromática lo corrija más tarde, posa su chisposa testa sobre la almohada, consciente de haber "ayudado" a su niño y ser la envidia del grupo.

Ayer mis hijas trajeron una galletita de cartón para que se decorara. Comprometida en mi propósito de Año Nuevo "No hacer los trabajos manuales de mis hijas", me dispuse a mostrar materiales y combinaciones mil, sabedora que cualquier botón no ganaría la batalla a un buen bote de purpurina. Agüé mi Vesubio en erupción y lo dejé hacer mella en mi sufrido estómago...hasta que uno de los CUATRO grupos de whatsapp grupales del cole en el que, de forma cobarde me mantengo, empezó a sonar mostrando las virguerías que otras madres habían creado...

¡Arde Pompeya!! YO, considerada por mi misma el ser más creativo de esta santa casa, la genial persona que creo el disfraz de Pou Diabólico para Halloween para toda la familia (consiguiendo un toque mierda con ojos para mí y ¿patata? asada para mi marido) había dejado que mis vástagas mancharan con un pegamento que no pegaba la cartulina, me llenaran el suelo de la cocina de destellos azules de por vida y la siguiente... y lo que es peor, me sentía arrasada...mala madre.

Mañana, pese al tic que aflora en mi ojo, mis hijas llevarán sus galletas con la tranquilidad en mi conciencia (esa que no ha quemado el truhán de mi Vesubio creador) que lo han hecho ellas. ¡A mí un nuevo año! ¡A mí un nuevo propósito! ¡A mí un móvil sin whatsapp!


11 de noviembre de 2013

La segun.


Los Chichos.

El del medio de los Chichos, a mí, no se me ha aparecido en sueños, pero ser la del medio, es posible, que haya sido la mayor de mis pesadillas.

A ver, ser "el del medio" es duro y no en todos los casos es igual, se mide y gradúa por hermanos compartiendo la misma posición  (el del medio de tres no es igual que los del medio de cuatro y sucesivos) y por variedad de sexos en el escalafón a ocupar, no será los mismo ser la del medio de tres hermanos o al revés que el/la del medio de tres mozos/as, respectivamente. En esta entrada de hoy os lo voy a explicar...si es que la infinita desazón de ocupar mi puesto de mediana y la dificultad para hacerme entender me lo permite.

La del  medio de dos mozos será siempre "la niña"; el del medio de tres niñas será el tesorete de mamá, la del medio de un niño y niña será la mayor de las niñas o al revés...pero ser la del medio de tres chicas (mi caso) te lleva, de por vida, a una continua búsqueda de identidad, de buscar tu lugar en tu mundo (leáse familia), de intentar tener voz...o por lo menos que se te oiga, y de que siempre te presenten de la misma manera: Es mi Yolandica...la del medio (como si este dato fuera imprescindible para el interlocutor) que siempre contestará con un "Ah, la del medio" (importándole un pimiento).

Ser la del medio de tres chicas o chicos, implica, que eres el grano en el culo, la cojonera, la enemiga, la chillona, la nota. Te pelearás a dos bandas, con la mano izquierda zurrarás a la adorada y responsable hermana mayor, y con la derecha pellizcarás a la consentida de la pequeña, ser la archienemiga de ese dúo fuerte de lazos indestructibles que formará la mayor y la pequeña...y lo que es peor, estar en medio de la pelea y ser el centro de todas las riñas.

Si hay alguna ventaja en ser "la del medio" es que te curte...a hostias y a independencia en el paralelo mundo de el "del medio", lo que viene siendo el mundo de las hostias.

La segunda aprende a competir desde que le destronan de su papel de chiquitita, siempre demasiado temprano para asumirlo. Los del medio tenemos el agrio triunfo de una plata, de ser subcampeón...ni disfrutas los laureles del oro, ni la alegría del bronce por estar en el podio.

Pero ser el "del medio" une, con otros "medianos" claro y llegaremos SIEMPRE a la misma conclusión, qué difícil es ser "el del medio de los Chichos...o de las Chichas". 

Y tú...¿qué opinas?...¿Piensas que hay aún hay un lugar peor?...No te cortes, compártelo en Babia.



Entrada inspirada por este genial post de La Tigre.

17 de octubre de 2013

Plie, gran plie y relevé.

Y así lo recuerdo yo...

Este año hemos empezado con las extraescolares...de las serias, de las que crean afición, de las que requiere desplazamiento en coche y horas muertas esperando (con el peligro de pasar por Amancioland y descuadrar las cuentas)...este año vamos a ballek.

Sí, acabamos de empezar y ya estamos ensayando la función de Navidad que será, atentas señoras, en la Gran Manzana.

Según Berrinches, y no le contradigan que es de fácil ídem, la función de ballek la harán en la Gran Manzana...

-Cariño, ¿no será en el Gran Teatro?
-Noooo (berreado, of course), en la Gran Manzana!!!!

Y sabéis qué os digo...que si hay que ir, se va y punto.


Mientras las espero recuerdo, porque está grabado a fuego en mi borreguil memoria, mi época de danzante, allá cuando una era infante y tenía la ilusión de ser contorsionista, milagrito de dios mediante.

Cuando era niña, pensaba que las medias, el mallot (porque sólo tuve uno) y mis super bailarinas harían que por una puñetera vez en la vida mis rodillas tocaran suelo mientras hacía la mariposa...o que mi pierna alcanzara los 90 grados de inclinación, paralela y pegadica a mi oreja y que acto seguido, en un grácil salto en el que cruzaba y descruzaba tres veces tres las piernas, cayera al suelo en una apertura en diagonal de piernas tan perfecto como nada doloroso.

Está de más decir que no lo conseguí...pero lo aclaro por si hay algún iluso en la entrada.

No me borré porque para fin de curso preparábamos un baile y vestiríamos unas faldas de raso y tul que quitaban el sentío...y para qué negarlo, porque tengo más moral que el alcoyano...y aun a veces, sueño con hacer la voltereta lateral. En días de sueño tonto, hasta con hacer el pino puente.

Porque no, nunca jamás, he podido dar una voltereta sin tener el convencimiento que mi cuello se partiría en cuatro...o en cinco si es menester.

Sí queridos lectores, soy la niña a la que le dolía la barriga cuando hacía gimnasia, fui la niña a la que le temblaban las canillas cuando veía una colchoneta en el gimnasio, por no nombrar al potro y a la madre que lo parió, que debió ser la yegua.

Gracias a los genes, mis hijas han heredado una gracilidad en los movimientos que evidentemente viene por vía paterna, al que no me imagino en mallas y tutú, pero qué narices, de él lo han heredado.

En próximas entradas, contaremos el devenir de los ensayos y los nervios maternales ante el debut de las bailarinas de ballek.



9 de octubre de 2013

El retorno.


Después de cinco semanas y un día de haber puesto fin a mi enajenado estado de holgazanería sin igual, que vagamente recuerdo entre nebulosas de olvido, y por tanto, de haberme zambullido a lo Esther Williams, enseñando dientes, en las profundidades del estrés postvacacional, que una sufre como buena exagerá, desde una semana antes de incorporarme al currele, decido, ea, dar por concluido mi parón bloguero y desenfundar mis gráciles dedillos, a la par que desempolvo teclas y rincones en el cerebelo, quién sabe, quizás sin explorar.

En mis vacaciones, puedo asegurar y aseguro que he sufrido el "Mea Burro Filius" en Re mayor hasta el punto de la locura más loca jamás padecida, que hasta mi ociosa paciencia ha dudado en volver a lo grande, a lo increíble Hulk, rasgando vestiduras y apretando dientes. Pero si algo me propuse al principio de mis deseado asueto estival fue ponerme verde de indigestión y no por una pérdida súbita de mi sereno y escaso temple.

Así pues, me he dejado llevar, cual alga de las profundidades marinas que baila con las mareas, por los variables estados de ánimo de mis pequeñas, que pasaban, allá en lo alto del ánimo mañanero de un "esto es lo más guay" o incluso "mamá eres la mejor" a un "mea burro" o un "eres la peor madre", mientras permanecía anclada en las raices de mi sereno propósito...con mi querido y fiel tic ocular aflorando.

Ya os contaba en otras entradas cómo, desafortunadamente, el idiota de las series americanas estaba haciendo mella en las cabecitas de mis hijas, razón por la que, en un alarde de fuerza sacado de lo más profundo de mi desgana, he prohibido por siempre jamás ver series-tontas, hecho o veto que me ha hecho perder popularidad y cariño en mis retoñas a la par que, como toda prohibición, ver de estraperlo a la montana y demás engendros de factoría, allá en casa de las abuelas, haya sido aún más interesante y molón que nunca jamás. Nota: para entradas posteriores, hablar de Violeta, vaya que no.

Hablando de mellas, mis hijas se han despaletado de forma natural, y de momento, y hasta que el incisivo superior dé la cara, vivimos en un temor continuo a que un diente titánico y espectacular selle tremendo hueco, porque iríamos directos al guinness de las paletas, de dientes evidentemente, las otras se encuentran en cuatro o cinco programas de la parrilla televisiva, en plena manifestación del lema patrio, "Dame pan y dime tonto".

Quede aquí reinaugurado mi regreso y pendiente por contar el inicio de curso y de ciclo, rememorando el momento graduación de infantil, fenómeno jamás contado en este blog y que prometo hacerlo, tan pronto como me recupere de aquella sin igual experiencia...

Mi estrés y mi nivel neuronal está inversamente proporcionado, por lo que, ah queridas colegas y demás lectores ocasionales que todavía osáis a pasar por el desierto de Babia, no prometo naica, ni un post semanal, ni mensual, ni trimestral... a la porra el SEO, el posicionamiento y la frecuencia regular de publicación...prometo un post cuando la locura me ciegue y necesite un rincón de desahogo.

Sed bienvenidas de nuevo a Babia y quede reinaugurado, ele.



18 de junio de 2013

La Mari Cela


Visto aquí

Berrinches desde la ventana del salón de mi casa, una tarde cualquiera de hace dos semanas:

-Candelaaaa!!! no puedo bajarme a la calle porque tengo la Mari Cela.

Y no le corregí el palabro. Porque solo tuvo un grano y este bien merecía un nombre. 

La Mari Cela no ha dejado indiferente a nadie. Esta invitada especial, alojada tras la oreja, provocó que la anfitriona se quedara sin colegio tres días más fin de semana. La misma que generó visitas de compañeras de colegio que querían tener de invitada especial a Mari Cela y la misma que, entre otras personas, pensaran que en lugar de un grano variceloso teníamos la peste, evitando no solo la presencia de la hospedadora de tan simpático granito, que yo también lo hubiera hecho, sino acercarse a la puerta del cole porque allí estaba el nicho vírico.

No creo que exista ser viviente en un kilómetro a la redonda alrededor de Berrinches al que no le haya mostrado la señora Cela. Popular fue, de eso se encargó su anfitriona, que apunta maneras de representante de artista, solo que en vez de hija coplista tiene grano con nombre.

En mi ignorante reflexión de aquel fin de semana llegué a pensar, y esto ya tiene mérito, si una enfermedad que es mejor pasarla de jovenzuelo a adulto, no sería mejor pasar el trance granoso, antes que después, ya que visto y sufrido, la vacuna contra la varicela no ha hecho más que suavizar los síntomas, en nuestro caso, pero no el hecho que la pueda pasar nuevamente y esto me lleva a otras preguntas en cadena:

¿De qué narices me ha servido vacunarlas contra la varicela? ¿Podrá mi hija volver a pasarla pero de manera más virulenta? Y si es mejor que lo pasen de pequeños...¿Por qué narices te aislan en casa?

Entiendo que si un niño está con fiebre o con granitos incómodos deba quedarse en casa porque se encuentra mal...pero si está feliz con Mari Cela detrás de la oreja, y esta es una de los mejores huéspedes que se haya podido albergar, que ni pica ni se hace de notar...¿tiene sentido alguno el aislamiento? Pero si yo toito te lo consiento, pero yo a ti, Mari Cela, te encontré en el calle...o en el cole.

Por lo que os pregunto aquí, desde este blog de minorías estupendas para que me deis vuestra opinión. Todos amamos con locura a nuestros hijos y no queremos que lo pasen mal, pero si la vacuna contra la varicela no quita el riesgo a que puedas contagiarte,  sino que es mejor para la comunidad y disminuye su "virulencia" tras el contagio, y esto lo escribo con todas las dudas que soy capaz de generar por segundo... ¿por qué no son obligatorias en el calendario de vacunación?

Hete aquí que abro debate por primera vez en Babia:

Vacuna SÍ- Vacuna NO
Fiesta de la Mari Cela SÍ- Fiesta NO

Pasen y opinen. Es gratis.

10 de junio de 2013

I Encuentro de Madres Blogueras

Que levante la mano quien quiera estar la primera en el ránking: "Yooo"


El viernes 7 de junio a las 23:30 tras mi último arrebato quesí-queno-quecaiga-unchaparrón decidí entrar a la página de Renfe y comprar los billetes que me llevarían al 8J, bueno, al 8 de junio me conduciría la vida fuera o no en tren, me refiero al I Encuentro de Madres Blogueras.

A esa indecente hora, billete en mano, me di cuenta que no sabía qué me pondría, qué bolso portearía y dios mío, mis uñas estaban horribles!! Drama de primer grado, lo sé.

La tarde que había reservado para comprar bolso cómodo y ropa chula la había consumido en divagaciones tan absurdas como cansinas. Por lo que, a esa hora fui consciente que no contaba con el atuendo adecuado...además de tener la manicura sin hacer, insisto.

Daba igual,  las ganas de ponerle voz a mucho rostro, y de ponerle cara a más de un avatar me pudieron y preparé mi bolso Mari Poppins en el que bien podría haber pasado la noche en él metida junto con un cargamento indecente de Paquitas, cargador de móvil, mi tablet sin tarjeta sim y un sinfín de cosas más, tan pesadas como inútiles.

 A la imprudente hora de las 2:00 me di cuenta que no me había hecho manicura y decidí pintarme las uñas para acostarme acto seguido. Resultado: Uñas rojas-mate con bonito efecto brocado-pelillo-de-manta.

El brillo y el resto de color debe estar en el muletón de entretiempo que cubre mi orondo cuerpo toas las noches de primavera, al que me agarré como si no hubiera un mañana, entre otras cosas porque casi lo era, soñando con Madrid y pesadilleando con la hora del despertador, 5:30.

Camino a la capi, allá por Albacete, mientras desayunaba al compás del chacachá, en pleno sorbo cafetero y con la mirada fija en el infinito de los campos verdes de la Mancha, vi mi reflejo en el cristal, y con toda la delicadeza que estas palabras pueden dar, me dije:

-Hostias...si parezco una  dependienta del corte inglés.

Sí, con la emoción y la lagaña prendidas había escogido la indumentaria más poco acertada jamás elegida, pero primaveral iba, que si de algo es rey ECI es de la estación de las flores.

Me daba igual, Paquita lucía en mi solapa, y eso era lo que quería.

Llegar a Madrid sabiendo que Maca me acompañaría en el metro me templó los nervios y me dejé llevar con toda confianza por las entrañas de la capital.

Cuando llegamos al matadero, el amo del calabozo había cerrado las puertas, y yo, que desconocía cómo se las gastaba el orco de los mocasines blancos, le pedí que abriera las puertas del reino del blog maternal. Y al entrar allí, respire profundamente y me sentí feliz, parte de mi TL y de mi blogroll estaba allí sentado con sus mejores galas. Frikismo en estado puro corría por mis venas.

El día fue inmensamente corto e intenso. Poder disfrutar, aunque fuera poquito, de personas con las que compartes ratillos robados al día, a las que admiras por muchas cualidades, como constancia, inteligencia, perseverancia, exquisita redacción, ser una crack e incluso por la soberbia más magnánima, cual de todas más encantadora, hizo de mí, una muchacha provinciana, la más happy flower del lugar. Aunque me quedaron muchísimos avatares por desvirtualizar, me lo reservo para la próxima.

Del acto falté a lo que más necesita Babia, un poquillo de SEO, una pizca de remonísitud  y un sinfín de secretillos más que espero desvelen las que sí pudieron quedarse, para tomarme dos tazas y lograr estar entre la primera centena. No pido más.

El resto del día gocé pa mí toa de dos AMIGAS que me ha regalado mi estancia en el 2.0, en la comida y café, GRACIAS CHICAS, oj kiero mazo ;)

Sin duda un día inolvidable gracias al buen hacer de Madresfera.