Llega la fecha señoras, el día, la ocasión, el momento en el que toda madre que se precie, imaginativa, entregada, colorista, aplicada, hacendosa y DIY a partes iguales, debe lucirse.
Hasta ahora nos dejábamos ver a través de los trabajos manuales de los niños, esos que decimos que han hecho ellos, aunque la puntilla del dibujo esté hecha del crochet más fino jamás tejido...
Y, ay, señoras, pobre de las que en vez de manos tengamos pezuñas, porque por mucha voluntad que le pongas, de tus manos saldrán boñigas, con lazos o con puntillas del todo a cien...pero boñigas.
Este año, en el cole de mis hijas han tenido la feliz, ocurrente y económica idea de hacer el disfraz de Mr. Potato...y a dos Potatos en mi haber, esta humilde servidora que les escribe, buscando un lugar donde esconderme de las grandiosas creaciones que me llegan vía whatsapp de uno de los grupos del cole, he hallado cobijo en estas sinceras líneas. Porque yo ahora mismo no tengo dos señoras potatos en proceso...tengo todo un patatal en plena mesa de faena.
Veréis...la patata, porque hasta ahora no le veo más forma, y creo que por ahí vamos bien, está hecha de bolsa de basura color
Después de echar unas lágrimas de risa y de impotencia infinita, me he puesto manos a la obra, y me he decantado por la primera opción...goma en los bajos con maravilloso fruncido, pegado con la mejor de las cintas americanas que he encontrado en la mustia caja de herramientas de mi marido. Mustia porque solo la uso yo. Y sólo en caso de emergencia. Y este es un claro ejemplo.
Después hemos tenido que lidiar con los pegamentos. ¿Por qué ya no pegan los pegamentos? ¿Por qué tengo que recurrir a la cola de contacto? ¿Es necesario volver a sellar mis dedos pulgar e índice...y el anular....y el pulgar de la otra mano...y los deentesss, connngggoo?
Aguas hirviendo y despelleje mediante en mi pensamiento, y dejándome llevar por una corriente creativa (que no ha sido la mía, por supuesto) he decidido pegar ojos, nariz, orejas y boca con velcro adhesivo...porque esa fue la instrucción para hacer una de las patatas de mi patatal, la otra la dejaban a libre albedrío. Y en cuestiones de manualidades yo no tengo ni criterio, ni sentío.
Una vez que entras en faena, el fixo es tu aliado, y rematas en todos los cortes, muchos, con un trocito haciendo de sello "indesgarrable" (toma RAE en toda la boca) la sisa, el cuello, y allá donde se haya ido la tijera de más y los jirones de las pruebas.
Y mientras cosía a fixazos limpio me imaginé siendo la envidia de las menos previsoras. Y me crecí. Me vine arriba. Ándele, ándele. Porque mis hijas irán de Señoras Boñigas...pero el disfraz no se le caerá en mitad del desfile...O lo que es lo mismo, quien no se consuela es porque no quiere.