La evolución, el paso del tiempo y los dibujos de las Winx tienen la culpa. Lo sé.
Sí, si Darwin levantara la cabeza respiraría aliviado al ver como unas niñas antaño rosa-góticas pueden evolucionar en niñas glitter, sin retorno, como toda evolución.
Ay ilusas que andáis llorando por las esquinas maldiciendo hablando de los Singerjuegos, ExplotaDoras, Casas domóticas de Ratones antaño simpáticos y un largo etc hasta las Montes Jai y demás pedantes...con los seis años llega la etapa glitter y a ti te salpicará la purpurina ¿que no?
Las series Disney y las que no los son, llegan a sus vidas, y tú, madre preocupada, debes saber qué es lo que ven tus retoñas, por lo que en los momentos de asueto, deberás sentarte y echar a perder tu, ya de por sí, deteriorada mente.
Cualquier historia de "amorados" a mis hijas, de entrada, las derrite, si a este pastoso ingrediente le añades un poco de baile, un poco de cante y al imbécil proforma de toda serie de pro, el éxito está asegurado.
Considerando que se parten el ojete con las gracias del tontuelo, que entonan tooodas las eses silbantes (aká ces y zetas) de las canciones de Violácea y que se mueren por hacer fiestas ante cualquier fenómeno, ya sea la primavera, ya sea el pijama...el asunto estará tornándose brillante-porculero a partes iguales. Lo peor, no mejora, porque se dirigen, sin frenos y con viento a favor hacia la etapa espinilla. Y la temo. Tengo miedo. Mucho.
¿Cómo identificar si tu niña está en la etapa glitter?
No siempre llega a la temprana edad de seis años, con suerte aparecerá a los siete, pero será inevitable, el rosa como color preferido, el brillo de labios como imprescindible, el bolso, las tarjetas de amistad a las amigas, la purpurina en los mensajes y las pegatinas como la mejor forma de lacrar un sobre es un claro detonante.
El siguiente es un claro y absoluto cambio de expresiones, donde antes había un "mamá, mi hermana me ha pegao" pasado por purpurina es un "mamá, mi hermana ha herido mis sentimientos" y las partículas de glitter que despiden te entrará en el ojo para dejarte llorosa para una temporada o para siempre-jamás, quién sabe.
En esta empalagosa etapa, existe el riesgo que tú, madre locuaz y absurda, hayas invertido en unos tacones para disfrazarlas de gitanilla. Error. Esos zapatos rojos a lunares blancos serán la causa de todas las disputas mañaneras, porque una niña afectada por la purpurina, ve como lo más conjuntar la falda de cuadros del cole con los zapatos de lunares. Y lo peor de todo y el motivo por el que puedes perder el sueño, su padre no se negará a ponérselos.
Espero superar esta etapa como una campeona, porque es nueva, yo no la viví...o sí...¿será una consecuencia de haber padecido glitter la falta de memoria selectiva que sufro sobre la nombrada etapa? Porque tengo el vago recuerdo de ir a comprar Casera montada sobre unos tacones moteados...o quizás se deba a cuando gaseosa a cuestas, con mis frodo-pies del 33 encajados en unos tacones del 28 me pegué la leche del siglo...no lo veo claro...