23 de abril de 2013

La cena y la madre puntoypelota.



Suele ser la cena un momento de sentimientos enfrentados.

A la noble hora de las 20:30, mi ánimo y mis fuerzas están con la luz de reserva encendida y al párpado al punto del esguince muscular.

Las revoluciones generadas por mis hijas, a esas prudentes horas, suelen estar como cuando vas a 90 km/h y en segunda, ruidosas.

Tiene esas noches cojoneras la cualidad de ser el día que te quedas sin estrellitas blancas para la sopa y sólo tienes de colores, para que devenga de la forma más absurda una hecatombe tan irracional como desquiciante.

Si a esta desastrosa causalidad le unes pescado blanco de segundo, señora mía, estás perdida.

Verán ustedes, acumulo en mi haber treinta y muchos años, no están todos los que son, pero son todos los que están, y creía que había sufrido, vivido y disfrutado todo tipo de conversación, pero creanme que hallar un hilo conductor sobre la estrellita de color y la estrellita blanca; la sinrazón de la repugnancia al colorismo; berrinches y preguntas...para esto, queridas, no estaba yo prepará.

Quién me mandaría a mí ser colorista, ay.

Y yo sé que esto, léase que mis hijas coman poco y mal, me viene en forma de castigo divino o del destino, que te las devuelve con efecto boomerang dónde y cuándo más te duele. Porque a infante puñetera no me ha ganado nadie ¡no señor!

Todavía con 18 años las lentejas me deban naúseas, me tragué mi primer garbanzo a los 24 y a día de hoy, no me hagan repetir la edad, no he probado una cereza porque tiene hueso y esto me lleva a la mayor de mis aversiones. Las olivas. Puaj. 

Así que...¿por qué narices hago debate sobre el color de las estrellas?

¿Cuál es la razón de mi disgusto: educar; razonar estupideces; desvariar; lijar el ánimo hasta el punto del desgaste??

No señoras, la razón es ser madre puntoypelota.

Este tipo de madre es la antigua porquelodigoyoypunto que ha evolucionado como Pikachu, y ha acortado caracteres para poder tuitear su identidad sin que la corten, porque si algo irrita a la madre puntoypelota es:
-Una interrupción en su monólogo.
-Un debate sobre el menú.
-Un escolimado frente a un plato de comida dando arcadas.

Un halo de inteligencia, tan fugaz como productivo llegó a mí, y me hizo recapacitar si aquella star wars merecía la pena...por lo que, sin que sirviera de precedente, me olvidé de mi lado oscuro y acordamos un nipatí-nipamí, medio plato de sopa y el pescado. Y en falsa calma y tras dejar un firmamento de estrellas en mesa, azulejos y plato, tan naif como comestible, nos retiramos al baño a remojar los ánimos.



15 de abril de 2013

Aquellos maravillosos años.


A una amiga la han incluido en el grupo de whatsapp de las mamis del cole.

Ahhhhhhhh!!!!


Cuenta mi amiga, que el día que le preguntaron en un cumple, ante la atenta mirada de 25 madres, si quería entrar en el grupo y contestó con un NO como una catedral, el mundo dejo de rotar durante algunos segundos y le picó la mejilla derecha. Mucho. Le suele pasar cuando se siente observada. Y jura que hasta las piedras la miraron.

Tras notar cierto resquemor en el ambiente le preocupó que aquella anécdota que le había puesto la medalla de "la poco o nada social" de por vida...o de por curso,  afectara de alguna manera a su pequeña y a la actividad extraescolar, bastante activa, todo sea dicho.

Veréis...el problema no es de las mamis del grupo del whatsapp, el problema es de mi amiga, a la que el zumbido del móvil le distrae. Y además, ya que hablo de ella,  es que no es muy social. Le aterra hablar con una señora de la que no sabe más que su número de teléfono termina en 54 y que tiene 10 flores en su estado. Dice muy poco de nadie esos datos.

Mi amiga me contó entre lágrimas que no sabe como callar al bicho...que acumula cerca de una centena de mensajes sin leer y aunque lo silencie, zumba...la pobre, está al borde de la locura.

-Mari -le dije harta de sus lágrimas- es que eres un pelín insocial...¿qué mal te hace unas risas?

-Tía, el motivo de este grupo es "la fiestuki" -me dijo de forma literal-  Y puedo seguir... cuelgan fotos de partos y de caras de madre recién paridas expresando toda su felicidad entre sudores y pelos pegaos a la cara...y después le siguen decenas de mensajes con emoticonos lanzando corazones por la boca o por los ojos.

-Hostias Mari, qué putada -pude articular con mi habitual empatía.


Mi amiga echa la culpa a la tecnología y al progreso, es muy antigua. Dice que a su madre, estas cosas no le pasaban. Y que el trato normal de madre a madre era el que se tenía en la puerta del cole, cuando te decías las cosas a la cara, sin emoticonos que lo expresen, cuando te reías con carcajadas sonoras y sin necesidad de ponerte amarilla y llorar ríos por las comisuras de los ojos o cuando criticabas a la Puri sin necesidad de incluir un demonio pintado de rojo en la conversación...

Y le di la razón. Quizás porque las rarezas unen, quizás que como mi amiga, soy un pelín vintage y echo de menos aquellos maravillosos años en los que las mamis de tus compañeros no eran más que las madres de tus amigos del cole.






11 de abril de 2013

El ombligo


Si son Adán y Eva, el hecho de descubrirle el ombligo me  tira los palos del sombrajo.

Mi madre siempre cuenta entre risas la conversación que tuvimos una prima y yo cuando teníamos la friolera de tres y cuatro años, ella, que era más pequeña que yo, me confesaba tener un agujerito en la barriga, y una, que siempre ha sido empática y avispada a partes iguales, le confesaba con los ojos como platos y la boca abierta, que también lo tenía, como si aquel hubiera sido el descubrimiento más maravilloso jamás manifestado...evidentemente llevaba meses sospechándolo...

Ese agujerito es la conexión física que te sellará de por vida con la que te parió, que no siempre será tu madre.

Durante nueve meses será cordón que se usará como cuchara para darte de comer, sin gilipolleces y sin aviones ni coches que entran en cocheras, porque sí señores, gracias al ombligo, entre otras muchas cosas, el niño en el útero materno se deja a la naturaleza, sin pedorretas...y si su madre come pollo, pollo, y si come coles, coles...ya si eso le propinará unas patadas donde más le duela a la madre, cien mil veces más efectivo que el gotelé de papilla, ¿no os parece?

El resto de nuestros días será una cicatriz, que te servirá en tus primeros años de vida para confesar su descubrimiento, más tarde para llenarlo de agua cuando te bañan, para encalar canicas o para hacer de boca si se pinta usted unos ojos en la barriga, yo que sé...pero cuando llega la edad adulta, en esta pequeña parte del cuerpo, a determinadas personas se les desarrolla una cualidad más insoportable que extraña.

Si señor, donde unos albergan pelusillas, para otros es su punto de apoyo ¿o donde se creen que se equilibra un ego desarrollado de más? Evidentemente en el ombligo.

El ser humano es una caja de sorpresas, y aunque, en principio, físicamente todos tenemos la misma cantidad de órganos (o casi todos), no nos regimos por el mismo.

El español, idioma fácil y lógico para todo castellanoparlante que se precie, tiene en su haber calificativos para todo tipo de persona regido por un órgano: el cerebrito lo estará por el cerebro; el visceral por las vísceras; el apasionado le puede el corazón... ríete que a los menudillos los llamen partes blandas...partes fuertes deberían llamarse.

Pero para el egocéntrico que sufre de ombliguitis, todavía no existe adjetivo corporal, bastante tienen con lo suyo, pensará la Real Academia...

Pues bien, los que se rigen por el ombligo tienen ese gran defecto, pensar que el mundo gira alrededor de él mismo, y no hay más vista ni más dicha que contemplarse el agujerito y de soslayo rápido, lo que pase por su costado.

Este tipo de personas no reconocerán un error. Jamás. Les tiraría el ombligo para dentro de tal forma que se crearía un agujero negro en lo que antes era su presencia humana, por lo que estar cerca de un ego tan centrado en si mismo resulta dañino, incluso tóxico...no quiero pensar si se creara un vacío oscuro...quién sabe, lo mismo tras la implosión se encontrara el tan buscado Bosón de Higgs...

No encuentro remedio alguno para el que lo sufre de cerca más que alejarse lo máximo y confiar que el bosón se lo trague...porque no creo que nada tenga más peligro que un egocéntrico poderoso...¿recuerdas en torno a qué gira su mundo? Pues eso. Cuidadito que andan muchos sueltos...





7 de abril de 2013

Series de mi vida 11.

Avisadas estáis en la primera línea, este es el último episodio rosa-empalagoso de la temporada.

Si hay alguien en la sala con riesgo de hiperglucemia recomiendo el chute de insulina cerca...prometo ser dulce hasta el punto del mareo y la locura para siempre jamás.

A ver señoras...durante meses he estado hablando de las series que ven mis hijas...de si hadas que cagan purpurina, que si monstruítas fashion girls, que si en el nombre del amor y demás tontadas, pero seamos serias...¿se nos ha olvidado quiénes somos y de dónde venimos? 

¿Acaso hemos olvidado, niñas de los ochenta, que esta serie contiene asssúcaaarrr para enloquecer a un ser humano e idiotizarlo de por vida...? Pues lo confieso, YO LA VI.



Candy-Candy
Y además me voy a sincerar, así, a lo bonzo, yo lloré cuando murió Anthony. Mucho. Tanto o más que cuando murió Chanquete. Os lo juro.

La serie trataba de una huerfanita cuyos ojos le cubrían la mitad del rostro y que tenía la inquietante cualidad de tener tres pupilas que se encendían a fogonazos cuando se emocionaba que la hacía más cándida si cabe, deduzco que de ahí su nombre.

Candy era buena amiga, divertida y fiel (mira, como Rommy, la señora de Willy Fog) y se enamora, en la colina de Pony de un "príncipe" que resulta, con el tiempo, ser el tío de nuestro adorado querubín de ojos tripupilosos, Anthony

 Sí amigas que os escandalizáis con hadas que vuelan en minifalda, Candy-Candy se enamoró locamente a los 10 años, a los 12 ya salía con Anthony y poco después enviudaba...y si eso no es ser precoz, que venga Dios y lo vea...En aquel episodio por casi me revientan las anginas por intentar ocultar el llanto a mi madre, que preocupada por mi enganche televisivo, veía con ojos de "umm, no sé" la serie de las series. Me libré de su prohibición por tratarse de dibujos...ay, mamá, mamá....

Aquella historia de amor imposible me hizo callo en el corazón.

La pobretica de Candy, se olvidó de Anthony cuando conoció a Terry, el yang del rubito,  pero que molaba mil, por malote y moreno y con el que tampoco pudo casarse.

En cierta forma, la niña de las tres pupilas era más gafe que rubia. Por donde pasaba dejaba una estela purpurinosa de muerte o a un lisiado detrás: Anthony, Susana...sus padres.

Muchos soñamos con el final feliz...pero lo que hizo grande el serial, fue el desgraciado destino de Candy, empeñado en ponerle la pierna encima...


Fogonasos de pasión

Y la serie más rosa que tú recuerdes ¿cuál es? Cuenta y busquemos entre todos una explicación a las Winx...


4 de abril de 2013

El Amorado.



No me negaréis que ser madre es como estar en la casa de Gran Hermano, todo se magnifica.

El dolor de un hijo te duele a ti más, las alegrías las disfrutas el doble, las rabietas las sufres de manera proporcional...

Hace poco, me preguntaban si de verdad no había tenido, de forma fugaz, leve, pero sentido al fin al cabo, en un momento de agobio o estrés enloquecedor, el pensamiento de que sin ellas estaría mejor. Y no. Verdad es que me lo preguntó alguien que no es padre...porque no me cabe en la cabeza pensar eso, al menos de momento, cuando llegue la temida etapa espinilla ya veremos.

Que nos cambia la vida, y que el día que cierras la puerta de tu casa y te abren las del paritorio ese día desapareces del mundo como "una" y te conviertes en "erase una vez una señora a un niño pegado"...pero tan ricamente que lo haces todo, y todos tus valores, metas y objetivos caen cual castillo de naipes, el niño o los niños llegan como ventisca que tambalea tus cimientos o como una ola, de fuerza desmedida... Pero qué feliz que eres. Sin ironías.

Pues bien, una, que peca de ser corriente-montonera con gracia, eso sí, se siente pava e incluso orgullosa cuando ve que los bellezones que tiene por hijas, porque lo son, se están convirtiendo en unas rompecorazones.

Como veis, la objetividad y la falsa modestia viene de serie al adquirir, en este caso parir al niño.

El otro día, en el coche, mientras que mama mediocre conducía camino de la casa de la abuelita, mis hijas mantenían un balance de rechazos a su favor, que me dejó, cuanto menos, asombrada. Con seis años han rechazado más que su madre en toda su vida, y en vez de sentirme fea, me sentí orgullosa. Que conste que la palabra rechazo no me gusta, pero es que es la que usan ellas...lo sé, estas niñas ven demasiada serie glitter.

Pero desencajada me quedé ayer en el supermercado...y muerta de la risa, las cosas como son, cuando una vecina me confesó el amoramiento que siente su niño por mis hijas.

Lo gracioso del tema, es que el galansote tiene tres años, considerando que mis peques tienes seis, simplemente es un valiente, porque cuando tenga 33 y ellas 36 tan sólo serán tres años...pero ahora mismo le duplican la edad.

La madre del falleninlove asegura que no las distingue, por lo que esta enamorado de un tándem inseparable (Berrinche y Coletillas), que echa de menos (según me confesaba) entre suspiros cuando ve la televisión o camina por la calle:

-Echo de menos a Berrinches, ay...y a Coletillas también, hace mucho que no las veo.

La etapa niño también es Granhermaniana, el mucho posiblemente sean horas, pero tooodo se magnifica cuando eres pequeño y está enamorado ¿o no?

Lo que más enfadaba a la madre del estado de ensimismamiento, me contaba mientras me mostraba incapaz de contener las lágrimas de la risa, es que ella sabe cuándo están cerca mis hijas porque su niño empieza a hacer caras raras, y a decir cosas extrañas y cuando las Glitter están al lado, se mete en cualquier rincón en el que esconder su palpitante corazón de amorado, con la excusa de que está cansado...la emoción de ver a sus amadas le embriaga. Qué romántico.

Y digo yo...¿esto pasaba antes o es cosa de la evolución que un retaco galansote de tres años caiga en las redes del amor?