25 de febrero de 2013

Be water my friend.




Hoy hemos tenido en el cole una clase de judo para niño y padre, kia!!

A las 15:45 debía estar en clase para una sesión de duro entrenamiento. Y si no os parece duro después de lo que os voy a contar, que venga Bruce Lee y lo vea.

Considerando que salgo de trabajar a las 15:15 y que tardo 15 minutos en llegar a casa,  si el tráfico y la suerte los tengo de cara, me dejaba 10 minutos para obrar milagros.

En cinco minutos he engullido ensalada y pechuguita, y como evidentemente, mi cerebro no había asimilado nada de lo que me acababa de tragar, me he metido un postrecillo entre pecho y espalda en menos de un minuto. Palabrita.

Acto seguido, o sea, 15:36, tras dejar la mesa como los señores, puesta para que lo recoja la chacha, me he recorrido los tres metros escasos de pasillo a una velocidad que bien podría superar la de la luz, si la distancia entre punto y punto jugara en mi favor.

En menos de dos minutos debía vestir uniforme chandalero y deportivos.

PROBLEMA 1: No hago deporte.
PROBLEMA 2: No tengo chándal.
PROBLEMA 3: Además me parecen horteras.
PROBLEMA 4: Mamaaaa!!! qué me pongo!!!! (podéis poner el tono más dramático porque así lo he formulado).

Posiblemente a la altura del problema 2 te estarás preguntando por qué no lo había previsto, jajaja...pues porque no sé lo que es eso, prevequé, organiqué...sigamos.

A dios gracias...o a mi antiguo vicio de la compra compulsiva-absurda, he encontrado un forro polar color fresa, divino, que le daban a mis mallas negras un aspecto deportivo ideal apto para las pasarelas choni-dominguera más exigente.

El calzado deportivo no falta en mi zapatero, fruto de mi propósito de caminar de las últimas entradas de año...y de mi marido, que es muy obediente y si sugiero deportivos para Reyes, caen...ahora, si formulo máquina de coser me traen un ebook. Esto es así.

Le he cogido prestado al marido unos calcetines tobilleros que me venían algo holgaditos, considerando que el maromo usa un 43 y, aquí una, pisa con un glamuroso 38...pero qué importa, he pensado, el pliegue no se notaba en mis estupendos deportivos.

¿Os he dicho que era de judo la sesión?

Tras besos y abrazos con los infantes no hemos encaminado al gimnasio.

Para empezar, calentamiento, hemos jugado al pilla-pilla cogidas de las manos, tocado ocho codos y diez narices, reptado como cocodrilos, andado como osos y un sin fin de animaladas más que por casi me cortan la digestión por siempre jamás, si hubiera tenido la mala suerte de albergar la comida en el estómago y no en el esófago ... pero ay, amigas, cuando nos hemos tenido que descalzar para pisar el tatami y yo he sacado de mis deportivos esas yardas de calcetín hueco...

...entonces y sólo entonces, he querido ser water my friend.

Reflexión del lunes: por una absurda ley, el día que lleves tomate en la media, o vistas unos calcetines de tamaño o color de impresión nivel 10 sobre 10, será el día que los mostrarás en público.




18 de febrero de 2013

Catnita Woman Gurú.



En el último episodio, Paquita se armaba de valor para librarnos de la amenazante órbita de un asteroide. Gracias a una magistral sesión de coaching al meteorito, nos libró de giros indebidos en nuestro habitual trayectoria universal.

No había coincidido con su amiga Catnita desde su regreso a la Tierra, por lo que, tras varios días de reconfortante reposo, ya fresca, lozana y cuerda, decidió llamarla, para tomar un cafelito, brebaje que tomaban por rutina nescafeinado, en horas vespertinas, tras ingerir tres pastillas: la del azúcar, la de la tensión y la del dolor pasajero.

Su amiga no contestó a su incesante llamada, hecho que alertó sobremanera a nuestra heroína ya que Catnita era de las que colgaba el móvil al primer tono del fijo. Sin dudarlo un segundo marchó a casa de la pies de gato.

Ya allí, tocó el telefonillo tres veces seguidas, fruto de la impaciencia que la caracterizaba y quizás también de un terrible temor y al no obtener respuesta, decidió subir, patio de luces arriba, apeada sobre su carrito sideral. Si algo no le fallaba a nuestra permanentada amiga era su séptimo sentido, superpoder adquirido de nacimiento, fruto del amor entre un sexto sentido hiperdesarrollado y una cabellera de rizo ultrasensorial.

 El abandono en casa de Catnita era evidente, su amiga se había esfumado en oscuras circunstancias, ya que en iluminadas no hubiera dejado sin fregar los platos.

La llamó a gritos por todas las habitaciones, hasta que un hilo de voz contestó:

-Aquí Paquita, ayúdame...
-Pero ¿dónde estás chiquilla?
-En el portátil niña...mira en el portátil...

En él, pudo ver Paquita a su amiga. Catnita se había convertido en Gurú Social Media.

Bajo ella colgaba una bio repleta de hashtags...y humo:

Catnita Woman
#socialmedia #apasionada #reinventándome #feliz #emprendiendo que es #gerundio

Aquella bio era cegadora a la par que poco original. Cuenta la leyenda que si lees más de tres bios similares seguidas, el ordenador te embebe, y donde antes había células ahora te crecen pixeles.

-Pero Catnita, amiga mía...¿qué te ha llevado a esto?

-Niña, no lo sé, publiqué las 15 reglas para ser una heroína de a pie, me metí en un bucle de normas: que si las diez básicas para andar por paredes a 90 grados; que si las siete imprescindibles para ser un ama de casa influyente; que si los 20 pasos necesarios para dar una veintena...cree una cuenta en el twitter, empecé a escribir con una almohadilla delante de toda y cada una de mis palabras dentro de 140 caracteres y cuanto más indescifrables eran mis mensajes más seguidores tenía...el día que publiqué  una infografía con las 10 normas básicas para hacer la cama perfecta la pantalla del ordenador me tragó.

-Y cómo se está en esa esfera?

-Pues mira, Paquita, me tratan bien, la vida del gurú es dichosa...eres una especie de celebrity que está en todos los saraos, todos tus discursos deben contener unas palabras clave entre las que no puede faltar "las claves del éxito", y el resto es darle pericas al olmo, lo que viene siendo ruido, cuanto más hagas, más se piensan que sabes los que no saben nada.

-Entonces, ¿te saco o no te saco?

-Mujer, es que me he dejado las pastillas de la tensión encima de la mesa...mira que si me da un parraque y me quedo pixelada de por vida...o de por muerte...

-Pues mira Catni...en estas no me imaginaba yo...me he visto montada sobre bucles, he desviado meteoritos....pero desembeber y desengurizar, todavía no lo he hecho.

-Si quieres te doy las tres normas básicas...

-Catnita!!! expulsa los pixeles que hay en ti!!!

No fue fácil la tarea, tuvieron que sacar la olla de las pociones mágicas y echarle unos cuantos algortimos, cuarto y mitad de sentido común y una pizca de hashtag...y como resultado, una Catnita desembebida transformada en código html. Para hacerla revivir en carne y hueso, Lucio Caminante del Cielo, nieto de su amiga Paquita Cuchillos, informático en sus ratos libres, necesitó una tarde y parte de la noche.

Catnita está convalenciente, de vez cuando expulsa tres reglas básicas y unas palabras clave pero mejora favorablemente...poco a poco está logrando un posicionamiento mediocre con la esperanza de resultar invisible ante cualquier buscador.




Inspirado en esta entrada de Accidental Mente .









11 de febrero de 2013

El lunes.



Cuando Dios hizo los lunes sabía lo que se hacía.

El lunes es el día asqueroso por excelencia. Sí. Ya por el sólo suena mal, lunes, repite conmigo, lunes...puff que mal que suena...es que además lo es.

Cuando se decidió crear el lunes, Dios sabía que tenía un sentido. Cualquier día de la semana es mejor. Por lo que considerando que nos quedan seis, la estadística de que tu felicidad se incremente crece día a día...yo en un jueves ya estoy pletórica...y aunque la ojera me cuelga por la barbilla, el espíritu y la fe en el fin de semana me hace levitar y sobrevivir a lo que queda. Y porque todo yin tiene un yang...los viernes tienen su maravillosa razón de ser sólo porque existe un lunes.

Lo peor de un lunes es que suele ser el día en el que confías empezar todos tus proyectos más costosos, total, ya que es asqueroso, lo mismo da...por lo que suele ser el día en que:

-Empiezas la dieta.

-Dejas de fumar

-Decides ir al gimnasio.

-Decides dejar de ir al mismo.

-Pides cita al ginecólogo.

-Pides cita al dentista.

-Caminas durante dos horas.

-O no lo haces y te lamentas por ello (es lunes, quéjate libremente)

-Entras a ese curso que te da pereza infinita.

-Limpias el altillo (esto o lo haces un lunes, con todo lo que conlleva, o no lo hagas)

-Decides beber dos litros y medio de agua.

-Pasas medio lunes haciendo pis.

-Decides poner en práctica El Secreto y visualizar un Gran Lunes...lo que viene siendo perder energía y esfuerzo de manera voluntaria, no existe y si así lo fuera que se pronuncie..o que calle para siempre.


Tranquilos, suelen tener 24 horas. Esa noche, la del lunes para el martes, todo y digo TODO se verá distinto.

Lo bueno de los lunes es que la mala cara, el mal genio y andar pisándote el espíritu está excusado y a un comportamiento mortecino, obtienes un "Estamos de lunes..." comprensivo.

Si algo tiene este día es que es el día de la comprensión...todo el mundo entiende que todo pueda suceder un lunes...como que el Papa dimita...lo hace un lunes y tiene su sentido, si hubiera sido un martes otro gallo cantaría.

Por lo que considerando que quedan escasas horas para terminar el peor-de-los-días-jamás-creados el espíritu positivo, la esperanza y el yupihey vuelven a mí cual boomerang, tras un asqueroso lunes.

Que tengan ustedes un feliz martes.






7 de febrero de 2013

El pánico.



Estoy en zona de pánico.

Estoy tan aterrada, tan acojonada y tan cansada que estoy empezando a temer, si ahora, que parece que todo está siguiendo la trabajada línea que me había marcado, merece la pena.

Aquí va la razón por la que no he publicado en una semana, a la que le he dado mil vueltas, porque no quiero ofender a nadie, porque esto no es más que un miedo más y mi anormal forma de afrontarlo...aquí va:

Creo que quiero ser maruja. Hala.

Sí, pero maruja de pro. Orgullosa de serlo, de gritarlo a los cuatro vientos, maruja-maruja, de rulo, escoba y hogareña voluntaria. Maruja no es una situación, estar en casa no te da esa virtud, maruja se nace y con el tiempo te formas. Es una actitud y una aptitud. No se crean ustedes que cualquiera sirve para el oficio.

Ser maruja es atemporal, puedes serlo con cuatro años, cuarenta e incluso ochenta. Maruja se lleva en el espíritu, en la carcajada con grito y en contar una información del tirón al punto del ahogo, con golpe en el pecho y guiño para aseverarlo.

Sí, quiero ser maruja porque yo lo valgo.

Y tener una casa decente, sin rincones con monstruos oscuros, sin cubos de ropa sucia, sin montones por planchar.  Sí lo sé, no hace falta ser maruja para ello, pero a mí sí. Quiero ser de las que limpian y después remiran y suspiran para dar gusto a los ojos. Maruja que no tema al viento y que barra, la lará larita, en un bucle de hojas, escoba, polvo y viento, sin importarle un pimiento la pérdida del tiempo, porque si algo tiene ser ama de casa, es que tú eres tu jefa, el hogar tu lugar de trabajo y tu jornada son tus 24 horas, ¿habrá tiempo, pues, para malgastarlo en bucles de hojas??

Deseo ser la que levante a mis niñas, la que las vista y la que las peine, sí, si algo deseo en esta vida es poder peinar a mis hijas todas las mañanas. Porque yo no recojo del colegio a dos niñas, recojo a dos nidos de cigüeña con patas.

Todavía no sé la razón, supongo que será genética, pero la unión del género masculino y los coleteros es una utopía, una ilusión. A mí marido, la diadema, aunque sea de lentejuelas combinada con chándal, le salva la papeleta de las mañanas. Y no lo veo, pero me lo dice mi sexto sentido que las coloca con efecto "como caiga" en el mismo ascensor, sin pasar antes por cepillo.

Sí. Ay maruja, ese viaje de vuelta a casa, a tus quehaceres, a tu pausa café mientras escuchas noticias rosas porque esas son las que te dan vidilla...ay maruja, en ese impasse de lectura al sol mientras que cuecen las lentejas...ay maruja esos botones bien cosidos y esos ratitos para darte a la costura y al noble arte del DIY que tanto te gustaría practicar.

Sí, ya que sueño, me gustaría comer a la hora que el sol lo tengo justo encima, no cuando se va por las lomas y en tu interior vive un león que ruge.

Quiero poder estar en casa y controlar la fiebre de mis hijas, y dejarlas en cama sin moverlas porque están malitas, quiero tener derecho a estar enferma y pasearme en bata y zapatillas por casa, y si no hago nada ese día, pues no se hace y punto.

Deseo ser la que le abre la puerta al cartero, al revisor del agua y mantener una charla -coloquio con el técnico del ascensor sobre todo y sobre nada, ay, esos grandes temas.

Quiero disfrutar de un domingo, sin remordimientos, sin pensar lo que me queda por hacer cuando vuelva...quiero ser feliz...y en este punto de pánico, terror y estrés es cuando mi cerebro me da la solución mental exprés a todos mis males, ser maruja voluntaria.

 Pues eso.