Verán ustedes, hasta hace unos meses no era muy dada a creer en maldiciones, como mucho encomendaba mi suerte al pensamiento positivo y al universo. Pero últimamente estoy de un supersticioso que asusto.
Es tal el estado de enajenamiento mental en el que me hallo por esquivar al mal fario, que un sólo viaje a Granada, una sola salida en mis circunstancias, haría de mí la mujer romeral.
Tengo últimamente una preocupante adicción a un horóscopo que me tiene sugestionada y sorprendida a partes iguales. Lo acierta todo, si me dice que los astros los tengo alineados mi día será anodino con vestigios de esperanza ; si me dice lo contrario, mi jornada será igualmente aburrida. Qué poder de precisión
Además, desde hace unos meses, no hay pestaña que me caiga que no sople con un deseo prendido en su ligero folículo. No creo que haya mujer en el mundo más feliz ante una alopecia pestañil tan galopante.
Ni hablemos de las bolitas de semillas que traen los días ventosos. No me corto, esté acompañada o vaya sola, la suerte ha venido a mí y no se desprecia. Soy la estúpida que baila al compás del levante más puñetero para atrapar la liviana florecilla y que tras desear con toda la fuerza del universo, soplo, viento a favor, para que prendida sobre sus semillas germine mi buena nueva.
En días estúpidos las ventilo con viento en contra, que con suerte, me vendrá de vuelta para anhelar nuevamente.
En días estúpidos las ventilo con viento en contra, que con suerte, me vendrá de vuelta para anhelar nuevamente.
Pues no soy yo nadie deseando.
Pero esta mañana he recibido un mensaje que me ha puesto los pelilllos como escarpias y ha provocado que a la imprudente hora de las 7:30 haya whatsappeado a mis amigas una cadena de promesas afortunadas acompañada de emoticonos de bolsas de dinero y tras ellas, una amenaza. Sin pensármelo dos veces, y después de pedir disculpas varias veces, he seguido la cadena.
Yo. La que odia al emoticono tanto o más que al encurtido. Yo. Dios mío, sí, lo he hecho.
Para esto he quedado señores. Para encomendarme a un mensaje que tiene como máximo valor el tiempo que le llevó al insensato de su creador copiar tanta bolsa de dólares una tras otra. Calculo por sus siete líneas que varios minutos. Si además le sumo la desonfianza plena que le tengo a este tipo de mensaje cadenoso, ya que creo que en sus entrañas e intención generadora lleva embebido un virus malísimo que te deja el móvil para un reserteo profundo, un golpe seco en su canto izquierdo y en mecachis eneltrés mecachis, tiene mérito que lo haya cumplido. A rajatabla.
Si todavía recuerdo la risa que me dio la carta de la peseta que encontramos un día en el buzón de casa, cuando aun no existían mailes y me peinaba la pelusilla del bigote.
Ea.
Me ha castigado el destino o aquel mardito parné que me dio para comprarme un chicle de peseta, tan duro como insípido.
Por eso, por la crisis, por mi hartazgo general y porque yo lo valgo, no tengo el cuerpo para maldiciones gitanas. Háganme el favor de darme sus bendiciones.
Yo. La que odia al emoticono tanto o más que al encurtido. Yo. Dios mío, sí, lo he hecho.
Para esto he quedado señores. Para encomendarme a un mensaje que tiene como máximo valor el tiempo que le llevó al insensato de su creador copiar tanta bolsa de dólares una tras otra. Calculo por sus siete líneas que varios minutos. Si además le sumo la desonfianza plena que le tengo a este tipo de mensaje cadenoso, ya que creo que en sus entrañas e intención generadora lleva embebido un virus malísimo que te deja el móvil para un reserteo profundo, un golpe seco en su canto izquierdo y en mecachis eneltrés mecachis, tiene mérito que lo haya cumplido. A rajatabla.
Si todavía recuerdo la risa que me dio la carta de la peseta que encontramos un día en el buzón de casa, cuando aun no existían mailes y me peinaba la pelusilla del bigote.
Ea.
Me ha castigado el destino o aquel mardito parné que me dio para comprarme un chicle de peseta, tan duro como insípido.
Por eso, por la crisis, por mi hartazgo general y porque yo lo valgo, no tengo el cuerpo para maldiciones gitanas. Háganme el favor de darme sus bendiciones.
Bendita entrada que reconforta las idas de cabeza o más bien supersticiones de las demás!!!!
ResponderEliminarPonme cuarto y mitad de ese horóscopo amiga virgo! ;)
Amiga virgo, marchando.
EliminarOdio las cadenas, ni las leo, cierro mail, mensaje y lo que sea, no quiero ni saber de qué va. Pero reconozco que antes leía los horóscopos. No me gustan las películas de magia negra, porque pienso que puede ser real y me como la cabeza...
ResponderEliminarAsí que me entrego al destino, y que haga de mí, lo que crea, eso sí, de vez en cuando, que tenga claro que opondré resistencia...
Un besote
Yo también era de las tuyas :(
EliminarAins, esas cadenas que las carga el diablooo!!
ResponderEliminarPorque yo no quiero seguirla, pero si la he leido, me entra un no sé qué, que ya pienso que todos mis males son frutos de no haberla seguido. Y mira que pido a la gente que no me manden, que no tengo tiempo para cadenitas, pero nada, siguen apareciendo!
Y si un día decido resonderla y mi suerte cambia para siempre?? Valee, prometido, la siguiente respondo!
Muaks
A mi me daban 4 horas para que el dinero viniera a mí y me ha dejado plantá :/
EliminarYo tampoco las he soportado, por eso, cuando me vi enviandola me asusté, porque quiere decir que mi grado de esperanza está bajo mínimos, ni qué decir tiene mi nivel de cordura. Espero recuperar un poquillo el ánimo.
ResponderEliminarAyyyy, las malditas cadenassss! Yo decidí hace tiempo liberarme de supersiticiones varias y lo primero con lo que corté fueron las cadenas (otras cosas no he podido erradicarlas tan dácilmente...). Ni por mail, ni por FB ni por whatsapp, hombreya. Cuando has dejado de participar en unas cuantas ya no llevas la cuenta y se te pasan to los males. Libérate mujé, la próxima bórrala directamente! :D
ResponderEliminarMuas!
Ha sido la primera y la última. Palabrita.
EliminarPues bendecida seas. Aunque yo no soy la mejor para ayudarte, porque creo entre menos infinito y cero en esas gaitas. Creo que igual un poco de pócima con glitter podría hacer que este conjuro supersticioso se pase y vuelvas a tu estado natural, no? No se, es por probar. Porque como entres en el bucle de las cadenas tus amigas igual te empiezan a odiar, yo al menos tengo como spam a mas de una por mandar esos emails. Un beso!
ResponderEliminarEs cierto. Con la amistad. no se juega.
EliminarYo también odio las cadenas. Los emoticonos me gustan lo justo, la sonrisilla y la cara de pena. Odio las cadenas tanto o más que la Comic Sans. Sin embargo, en algún momento de mi existencia me he visto enviando alguna, presa de una enajenación mental. Como te comprendo.
ResponderEliminarQuizás no me expresé del todo bien, lo que no soporto es una serie de emiticono repetida para dar fuerza al sentimiento...sieta caras riéndose definen lo mismo que uno. Pero esa es una manía de vieja que tengo ;P toma emoticono.
EliminarMis bendiciones sabes que las tienes siempre. Sin necesidad de cadenas ni de cosas raras... Besotes, hermosa!!
ResponderEliminarGracias amiga :)
EliminarUYUYUY!! Falto unos días, y mira lo q te pasa!! Aunque un mal día lo tiene cualquiera mujer, yo tampoco aguanto las cadenas,pero lo del deseo a la semilla voladora si q lo hago,más por los recuerdos q me traen de cuando era peque y me decían: sopla al abuelito y pide un deseo!! Q por creerlo de verdad, pero supongo q así son las supersticiones,te atrapan desde la más tierna infancia!!.Muchos besos y buena suerte ;-)
ResponderEliminarPues quisiera que me vieras cuando se acerca a mí una bolita voladora...es de pena.
EliminarUn besazo guapa!!!!